Pancho en Belgica

De Liège à Bruxelles...

Voyager, c'est s'étonner en permanence, ouvrir grand les yeux.

Voyager, c'est aussi et paradoxalement, se rapprocher de son propre pays, de sa propre culture. Se découvrir soi-même, se rendre compte de notre manque de connaissance. Se faire rattraper par son accent.

Voyager, c'est aussi revenir. Se rendre compte qu'il ne faut pas toujours aller très loin, pour voir des choses dignes d'intérêts.

Voyager, c'est pouvoir accueillir.

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El 17 de febrero, estaba en Gibraltar, Pancho llamó. "Voy a ir por Italia, Roma, y Amsterdam. Quizas pase por tu país. Estaras en Lieja ?". No faltaba decir nada más. Era concluydo.
Un mes más tarde, el 18 de marzo. Bajo a la estación de tren, espero en el anden 2. llegada del tren, una mirada rápida, circular. Respiración detenida. Ahi está. Un minuto, y ya hemos llenado los 4 meses que nos separan de otra minuta, la despedida en Barcelona. En 4 días, llenar el vacío de palabras, de sentido. Llenarse los ojos de luces, de nubes.

Sería nuestra fecha común de compleaños que nos ha siempre hecho tan complices ? Da igual al final. Lo que importa es que cada vez pasamos momentos maravillosos.
Con el frio pintado en las mejillas, a caminar por las calles - de Lieja, de Bruselas, a calientar en un café lleno de humo, alrededor de un capuccino o de una cerveza, a rehacer el mundo, a hablar de todo y de nada, sobre todo de nada, de cosas abstractas como los atomos, a parar el tiempo.

Cuando nos vemos la próxima vez ? Donde?